
Leyendo «El aroma del tiempo» he descubierto que por el camino de la duda también podemos llegar a alguna parte.
Tal vez no en línea recta, pero sí paso a paso, allí donde la sensación de no saber ensancha la mirada y nos invita a vaciar la cabeza y comprobar que «Quien no logra detenerse no tiene acceso a algo verdaderamente distinto».
El autor cuenta bonito que pensar, en alto alemán, significaba viajar, ponerse en camino.
Fotografía: 27 de marzo 2017 en Samos, Camino de Santiago.